Tortilla, así de simple... pero con historia

¿Quién no sabe preparar una tortilla de patatas? Tengo claro que si hay alguien que no sepa, es porque no lo ha intentado. No hay comida más sencilla y apetitosa que una tortilla de patatas. 

Como seguro muchos sabéis, me encantan los huevos y en tortilla es de mis favoritos. Rara es la semana que no comamos tortilla en casa, si no es a la comida, a la cena, pero siempre nos apetece. Sólo con patatas y huevo ya tenemos listo un manjar. A mi chico le encanta con ajo, pero con cebolla no la quiere. A veces la hacemos con chorizo, calabacín o pavo y queso, nuestra favorita. Aquí la podéis ver. Fue mi primera entrada y la foto es malísima.

La clásica tortilla siempre ha estado presente en mi vida. En mis mejores recuerdos siempre está, haciéndome rememorar momentos inolvidables y divertidos de mi infancia.

Es por ésto que la presento al concurso de Carmen, de "Recetas de tía Alia". Es un blog que me encanta, de los primeros que conocí y que me entusiasmó precisamente por la sencillez de sus recetas, la mayoría muy caseras. Hace un añito que Carmen empezó en la blogosfera y para celebrarlo quiere rendir homenaje a la cocina tradicional con este concurso.  Muchas felicidades, Carmen! 

¿Y en qué familia no ha estado presente la tortilla de patatas? 

En la mía no sólo ha estado presente en el hogar. Era un plato fijo de fiestas y romerías. Recuerdo cuando mi madre y las de mis primos y algunos amigos  se reunían en la casa de uno de ellos para preparar las tortillas para la romería. Mientras los hombres preparaban las brasas para asar el churrasco y los criollos y colocar el toldo por si llovía. Me encantaban esos días, dónde jugaba con mis primos y amigos que pocas veces veía. Siempre se hacían cortos. Como casi siempre que lo pasas bien, el tiempo pasa volando.  

En mayo íbamos dos días a comer a la playa por las fiestas de San Isidro. Cuando venía buen tiempo era una maravilla, porque echábamos todo el día bañándonos y jugando en el agua, aunque pocas veces la temperatura acompañaba. Recuerdo un año que hizo muchísimo calor y calentó tanto el sol que me quemara la espalda y de noche no podía dormir que me dolía. Otro recuerdo que tengo de esta fiesta es cuando mi primo me mordió en la pierna. No recuerdo porque fuera. Me acuerdo que tenía un chandal gordísimo (era un día de frío) y mi primo los dientes rotos, que hacía poco que se cayera de la bicicleta y me dio semejante trabada que todavía tengo la marca. Yo debía tener unos ocho años, y le llevo cuatro. Debía estar muy cabreado!!! jejeje.

En junio se celebra la romería de San Antonio, donde se va a comer al monte del mismo nombre. Uno de los papás venía en coche a por las provisiones y las mujeres y niños subíamos a pie. Y llegabamos muertos de hambre!!!. De aquella todavía había las lanchitas, me encantaba montar en ellas. Era como un columpio en forma de lanchita para dos personas y te balanceaban. Hace años y años que desaparecieron. Qué pena, eran muy divertidas... ahora modernizan todo!!!

En agosto volvíamos a San Antonio a celebrar el fin de las fiestas patronales y en septiembre a San Andrés, aunque como muchas veces coincidía día de trabajo no íbamos siempre. Había y hay mucha gente que va andando, desde mi pueblo hay unos 12 km. Aunque yo nunca he ido a pie, siempre en coche. Hay una leyenda que dice: " A San Andrés de Teixido vai de morto que non foi de vivo". O muerto o vivo se va a San Andrés.

Os dejo una foto de una de las veces que fuimos dónde estamos mi hermana la más pequeña y yo comiendo la tortilla. La que nos está dando agua es mi madre. Tendríamos unos 7 y 5 años.

Pero no sólo a las fiestas se llevaba tortilla. Cuando íbamos comer a la playa, de excursión a pie al faro... no podía faltar una tortillita.

Y hoy en día, cuando hacemos churrascadas con mis hermanas y amigos, nos seguimos reuniendo para hacerlas.

La tortilla que siempre se hacía, la que gustaba a todos, no lleva más que patatas, huevos y un poco de sal. 

Sólo tenemos que freir las patatas con sal, mezclarlas con el huevo y echar en la sartén. Dejar cuajar primero a fuego alto y luego a fuego medio, darle la vuelta y dejar cuajar por el otro lado. Otra vuelta y al plato. Hay a quién le gusta más cuajada, y a quién menos, como a mi. Pero no hay excusa para no hacerla!!! Simplemente con un poco de pan para acompañar, ya tenemos un plato de lujo.

Buena, bonita y barata!!!