Hoy un platito calentito, de los que apetecen mucho estos días de frío y que nos ayudan a entrar en calor.
La receta es de mi madre. Siempre las hizo así, no se si son idea suya o la sacó de algún lado.
Es un plato sencillo, que podemos hacer con antelación y estará aún más rico. Eso sí, el pan que no falte, porque está para mojar y no parar. (En mis fotos no hay pan porque las saqué antes de que llegara mi chico con él, pero os aseguro que no quedaron ni las miguitas)
La cantidad depende del número de comensales, y lo que coma cada comensal, claro, porque no todo el mundo come lo mismo. Yo cocino para dos, aunque casi siempre hago de más.
INGREDIENTES:
- ocho patatas del mismo tamaño
- 250 gr. de carne picada mezclada cerdo y ternera
- sal
- pimienta
- aceite
- harina
- vino blanco
- una cebolla
- una pastilla de caldo
- una pizca de colorante
Empezamos pelando las patatas y con un sacabolas las ahuecamos. Salpimentamos la carne (le podemos añadir un poco de queso o lo que queramos, yo a veces lo hago, pero mi madre es muy sencilla y siempre las hace así) y rellenamos los huecos de las patatas. Con la carne que nos sobra hacemos bolitas como si fueran albóndigas.
Pasamos las patatas rellenas (las bolas de patata no hace falta) y las albóndigas por harina y las doramos en una sartén con aceite. Las vamos incorporando a la cazuela una vez estén doradas. Añadimos una cebolla entera (la podéis cortar si queréis), un chorro de vino blanco (mi madre nunca lo mide y yo tampoco, un chorro bueno, como medio vaso grande), la pastilla de caldo y cubrimos con agua.
Cuando hierva salamos y añadimos una pizca de colorante. Dejamos cocer unos 20 minutos, hasta que las patatas estén tiernas y servimos calentito.
Y no os olvidéis del pan!